viernes, 16 de abril de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
de idas y venidas
Caro Diario,
parece repetitivo pero no puedo dejar de pensar en colores.
Vengan de Mexico, de España o de Corrientes, son lo que más percibo tras las palabras vibrantes de los viajeros. Y me dejo mecer en ellos. Los colores: mi hija cuenta de malvones rojo sangre, mi nieto de lo petreo de una pirámide Maya y de lo azul del mar de Cozumel, mi nieta me lleva a la más vernácula Corrientes que a la distancia (en años!) se me aparece rodeada de campo verde, mientras se me pierde la ciudad.
Habrá que redescubrirla. Sí, con ella, y con su capacidad para encontrar belleza.
Esta noche no hay "verso". Antes de dormir buscaré en mi arcón y traeré un color...para estar a la altura!
viernes, 9 de abril de 2010
Faltó una despedida!
¿Ves, caro Diario?
Las comunicaciones son cyberápidas pero me enteré después de visperas, que Ale se iba a China!
A Hong Kong, exactamente.
Por suerte puedo agregarlo al rezo de hoy, porque el viaje es largo, y el crepúsculo vespertino recién comienza, mientras él pasa por Finlandia, sube a un jumboreno y mi burbuja lo encuentra volando.
Aquí va un fragmento de "Trilogía del ocaso"
No apagues el sol
antes de hora
deja reverberar la estela,
navégala
hasta que la noche se adueñe
.....
R.A. 2007
jueves, 8 de abril de 2010
¿Otoño? ¿Verano?
Caro Diario,
estamos teniendo un otoño puntual y lánguido.
Las hojas de mi fresno cuelgan trémulas y sólo algunas deciden dejar la copa protectora. Todavía el verde supera al tímido amarillo. Aunque la primera mañana ya reclame la tibieza de un polar y el azul del cielo se vea un poco más pálido...de ahí la languidez y una apenas perceptible modorra.
Estoy pensando que ha comenzado un tiempo de vísperas. Vísperas de viajes de ida, de otros de vuelta.
La familia comenzó a dar vuelta por los cielos, desde los USA a México; seguirá desde Baires a Málaga, desde Baires a Sicilia, desde San Isidro a Marruecos, hasta que a mí me toque alcanzar el verano de Meina, en su primer día, así, de estreno, el 21 de junio.
Víspera, tiempo que antecede lo que vendrá. Sinónimo de espera, de tal modo que todos estaremos esperando la ida o la vuelta de algún componente del clan.
Y en vísperas también se reza dando gracias por el día que se va, en la espera del que vendrá.
Para seguir jugando con las palabras, caro Diario, se me ocurre que espera y esperanza tienen algo que ver...con los sueños en la mochila, con lo lindo que imaginamos, con los amigos que encontraremos, con abrazos en los aeropuertos, con lo que traeremos y con lo que nos traerán.
Pero, por sobre todo, con lo que cada uno llevará y traerá, adentro.
Así que, buenos viajes, familia! El reencuentro, al llegar el invierno, nos promete largas tardes de fotos con mil horizontes diversos.
Me va de leerte este poema que tenía guardado:
Leyendo a Lorca
Azul que te quiero azul...
Cuando los montes se abren
hacia el sol de la mañana
hay una luna que llora
más allá de la montaña.
¡Luna llorosa y con pena!
que darás toda la vuelta
para encontrarme a la hora
en que las sombras se quiebran.
¡Ay luna lunita vacía,
luna que sueña estar plena!
R.A. 2007
sábado, 3 de abril de 2010
Después de la gripe y antes de Pascuas
Hola Caro Diario!
en tantos días de silencio podrían haber pasado muchas cosas ¿no?
En cambio no ha pasado casi nada, salvo el haberle ganado a la gripe y haber soportado la falta de ganas y el consecuente bajón.
Mañana es domingo de Pascua. Pascua de Resurrección.
Y es el cumpleaños de Pucci. Digo "es" porque mientras yo esté cumpliendo los míos, él seguirá haciéndolo en mi corazón, con su sonrisa que ya nadie podrá borrar y esa mirada que llega hasta el fondo de mis ojos, que ven menos que antes pero que creen encontrar el brillo de los suyos.
Todo pasa y lo que no se olvida, vuelve de a poco a llenar los días de significado. Aún en el dolor del presente, se infiltran los sonidos, los ecos alegres de tantas Pascuas, mezclados con los olores de hierba mojada, de patinadas en las huellas barrosas, de furiosos partidos de truco hasta que llegaba la mañana aquella en que había que buscar los huevitos.
No eran muchos los escondites, el conejo, después de todo no era tan astuto!
Y vuelvo a sonreír, ¿ves caro Diario? Sí, porque nada se perdió, solo ha cambiado el mapa y los caminos son diferentes. Cada uno ha elegido el suyo, a mí me queda la dicha de poder seguir en el que he emprendido, que ha sido la ruta troncal de tantas bifurcaciones.
Y ¿sabés? a la ruta principal, siempre se vuelve. Éso es lo que resignifica lo cotidiano...aún con sus pérdidas y sus cambios.
Me acuerdo de un poemita que nació en una noche de Sábado Santo, en Barrancas de Alvear, mirando al río:
Luna de Pascua
Ya no surges, traviesa
jugando
entre ramas de olmos.
Te busqué.
Allí estabas, mojada de río
acostada besando
una trémula estela.
R.A. Abril 2005
en tantos días de silencio podrían haber pasado muchas cosas ¿no?
En cambio no ha pasado casi nada, salvo el haberle ganado a la gripe y haber soportado la falta de ganas y el consecuente bajón.
Mañana es domingo de Pascua. Pascua de Resurrección.
Y es el cumpleaños de Pucci. Digo "es" porque mientras yo esté cumpliendo los míos, él seguirá haciéndolo en mi corazón, con su sonrisa que ya nadie podrá borrar y esa mirada que llega hasta el fondo de mis ojos, que ven menos que antes pero que creen encontrar el brillo de los suyos.
Todo pasa y lo que no se olvida, vuelve de a poco a llenar los días de significado. Aún en el dolor del presente, se infiltran los sonidos, los ecos alegres de tantas Pascuas, mezclados con los olores de hierba mojada, de patinadas en las huellas barrosas, de furiosos partidos de truco hasta que llegaba la mañana aquella en que había que buscar los huevitos.
No eran muchos los escondites, el conejo, después de todo no era tan astuto!
Y vuelvo a sonreír, ¿ves caro Diario? Sí, porque nada se perdió, solo ha cambiado el mapa y los caminos son diferentes. Cada uno ha elegido el suyo, a mí me queda la dicha de poder seguir en el que he emprendido, que ha sido la ruta troncal de tantas bifurcaciones.
Y ¿sabés? a la ruta principal, siempre se vuelve. Éso es lo que resignifica lo cotidiano...aún con sus pérdidas y sus cambios.
Me acuerdo de un poemita que nació en una noche de Sábado Santo, en Barrancas de Alvear, mirando al río:
Luna de Pascua
Ya no surges, traviesa
jugando
entre ramas de olmos.
Te busqué.
Allí estabas, mojada de río
acostada besando
una trémula estela.
R.A. Abril 2005
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