miércoles, 3 de marzo de 2010



Caro Diario,

esta no te la esperabas (yo tampoco)


Marzo. Es el mes en que, hace muuuucho tiempo, yo llegaba junto con el equinoccio de primavera. Ése puede ser el motivo que, inconscientemente, me llevó a comenzar este blog.

Cumplir tantos años y comenzar algo nuevo. Abrir otra puerta en la vida y ver que pasará al transponerla, llevando la carga. Quizás la transforme en semillas que caerán a lo largo del camino. Hasta donde llegue, luego sé que hay quienes recogerán lo sembrado.


Cuando era chiquita se me ocurría pellizcarme para ver si... ¿existo? ¿o sólo seré un sueño de mi mamá? Divagues de infante ¿o metafísica pura? Quizás ambas cosas pero acá estoy y cumplo el 21, 'ta y dos!


Hablando de sueños, hoy supe que estoy por entrar de lleno en uno. Grande y compartido, porque viene de lejos.

Un viaje a sus raíces, de la amiga más joven que tengo, que ella sueña con su hija y conmigo.

Hoy, así, como quién dice te espero en Retiro, bajó la ventanilla del auto y me dijo, ¿te importa si te acompañamos?

En junio, dijiste? La sorpresa duró poco. A ciertas cosas yo me avengo rapídamente.

Ya me amaco en azules en ocres y en nieves. Ellas, en lo mismo y agregan Toscana y Roma y yo digo Milano y quién sabe...

No importa, libremente juntas redescubriremos con Flor lo que ella recién abrazará con los ojos muy abiertos.

Puede que haya alguien más, lo espero y lo deseo mucho. Y serían cuatro los ojos muy abiertos.

O seis, perdón, seguramente.

Ya me veo, chaperona capocordata en mi tierra, compartiéndo, mostrándo con ese sentido de pertenencia que no siento en ninguna otra parte.

Las cartas están echadas. Nos falta llegar el viernes a la compu de Federico, mi agente, y paladear planes de vuelo.

¿Complicaciones? No faltarán, pero ya hay un avión en nuestro cielo.


En mi patria hay un monte.

En mi patria hay un río.


Ven conmigo.


Pablo Neruda, El monte y el río.





No hay comentarios:

Publicar un comentario