
Hola Diario,
volvieron los "chicos", sí ,Susi y Tato. Los extrañé mucho. Vino Pablo, un poco serio y siempre adorable.
Te tuve abandonado. Es que las vísperas son estresantes y exigentes. Hay mil "cosas" que hacer y aún al subir al avión, una se acuerda de algo que quedó en el tintero. Pero lo importante es "cumplir". Hay mandatos que una misma se manda y éso se paga de bolsillo y de corazón.
No te escandalices de la verdad y no me digas que son dos antónimos.
Te hablé en el blog anterior de las particularidades de este viaje. No vuelvo sobre lo mismo, porque es como una canción de una nota sola: suena suena y no podés sacartela de la cabeza.
Así me voy, con mi melodía a cuestas, buscando la manera de callarla. Quizás logre disolverla en el azul del mar o en él del lago. Si la suelto en la montaña, lo sé, se transfomará en un eco imparable.
Buscaré encuentros, y reencuentros. Estos últimos son los que dulcifican el todo.
El viaje, como dije en otro lugar, es algo vivo y siempre algo se encuentra si se lo sabe buscar.
A veces sólo soluciones y no hay que despreciarlas. Los sueños, los descubrimientos, pertenecen a la etapa anterior, a la que pertenece la foto.
La estación quedó atrás y el tren tiene un sólo riel. Pero, más adelante, quizás, encuentre la estación en la que tenga ganas o simplemente, deba descender.
Que no entiendes nada? Vamos, los dos sabemos de que hablo, no te hagas el desentendido! Mis metáforas son nuestro trait-d'union!
Ahora termino acá. Es tarde esta noche en Acasuso, no más que siempre, pero tengo el cansancio detrás de los ojos aunque no me puedo ir sin despedirme.
Nos encontraremos dentro de más de un mes. Seguro vendré con ganas de contarte.
Hata entonces, mi amigo silencioso y comprensivo.
Deseame buen viaje.