Reconectada

Acá estoy de nuevo. Durante días, caro Diario, nos trataron de "anónimo",
finalmente, con algunos pases secretos del cybertécnico (qué haríamos sin él?!) volvimos a encontrar nuestra identidad. 
Hoy quiero actualizar un acontecimiento mágico. Hace casi un año, te acordás, el vuelo AZ680, me dejó varada en Roma junto a otras seis personas. Dos se perdieron en el tiempo, en tanto, otras cuatro entraron a hacer parte de un dibujo del destino.
La primera con quién retomé contacto en Buenos Aires fue Gabriela, escultora y pintora de valor, venía por poco tiempo que, sin embargo, alcanzó para que nos conocieramos un poquito. Yo pude disfrutar de su arte, profundamente sensible, en la expo del Bicentenario a la cual ella particpaba. Por mi parte, quizás, revelé algo de mí en una amable charla, unas tazas de té de por medio, y en un cuento que escribí para Irina, su nena, que había dibujado un perro con sombrero, en una servilleta. 
Así fue como en el cyber fueron y vinieron  el cuento  y  palabras de afecto para Navidad y Pascua.
Ellas viven en Suiza.

Pero es aquí, en nuestra Santa fe, que estaban esperándome otras emociones.
Una chica, Marisa jóven mamá, sensible e inteligente, viajaba en el mismo vuelo con una amiga, vaya caso, Marisa también. Habían estado por mis "pagos" italianos y la conversación, en las horas de espera, se hizo confidencial y amena.
Lo que nos contamos no cayó en el vacío. 
Marisa entró en contacto conmigo a través de un e mail que, después de algunas frustraciones con el correo electrónico, logré responder.
Dsde ahí nació la magia de la cual hablaba. Mail va, mail viene, descubrimos que a pesar de los años que nos separan podemos tener tanto en común. Tanto y tan importante como el amor por la Palabra. 
A través de ella y de su amiga, revivo mi amor por el interior del país, por esa gente que ama lo esencial, que lo construye, sin renunciar a dejarse transportar por la poesía, la del alma, en primer lugar. Que puede dedicarse a criar bien a sus hijos y a enseñar igual de bien, a los chicos que llegan al aula cada mañana.
Mujeres que sienten, viven y emanan el perfume de valores "antiguos", tales como la familia, el trabajo y la amistad.
Y ahora de eso se trata. De una amistad nacida y afianzada sobre el amor por las letras y un instintivo aprecio personal.  Comenzamos hablando de José Pedroni, mi recién descubierto gran poeta de las cosas sencillas, también originario de Santa Fe y, antes...de emigrantes italianos!
Yo les mandé mis libros, algún cuento y recibí de retorno, además del  halago personal, un enorme regalo: ¡libros! Sí, de otro poeta reconocido (¡con nombre de poeta!) Fortunato Nari - que escribe los versos más leves con que cuenta la literatura, los hayku. En la levedad del verso, de la metáfora misma, él logra condensar  todos los sentires humanos.
Son poemas que atrapan el instante fugaz, para darle vida. Un deleite que se saborea de a poco y que siempre parece contestarte esa pregunta secreta .

El sol atisba

allá, sobre las cumbres,

la luz del río.

Pensamiento del Pájaro - Fortunato Nari 
 
También me llegó una novela inconclusa, de otro autor santafesino, Lermo Rafael Balbi, que ya no está y cuya obra, continuada por dos profesoras, fue editada por el Municipio de Rafaela. 
Este hecho me sugirió otra reflexión:  que bueno, que hermoso ver cómo en las localidades pequeñas, saben darle el valor que merecen a sus talentos.
En fín, caro Diario, estoy muy felíz con lo que me está pasando porque, además, los libros traen dedicatorias entrañables.
No te extrañarás si te digo que ya pienso en darme una vuelta por Rafaela donde, por si faltara algo, hay muchos Trinca...entre los cuales se encuentran los primos de Meris y Lilona.


Ahora termino con un par de ideas que una vez más, me confirman su verdad:
Si lanzas al agua un guijarro, se formarán círculos, que al ensancharse alcanzarán orillas impensadas.
Otra, que se le ocurrió al mago Vinicios de Moraes:  La vida es la magia del encuentro.