viernes, 7 de octubre de 2011

Ellen, Leyman Roberta y Tawakul

Así, sin los apellidos, las saludo como Hermanas.
Hoy todo el mundo habló de tres Mujeres (sigo con la máyuscula).
Nacidas en Africa y en Asia, donde nacer mujer ya es un acto de coraje, merecieron el premio Nobel de la Paz por haber defendido y honrado a lo largo de la vida, ese hecho fortuito y tan trascendente.
Gracias a ellas quizás dejen de morir niños de hambre o víctima de las balas, como los centenares que cayeron en Yemen, la patria de Tawakul...AYER 6 de octubre de 2011!

Quizás, gracias a ellas, las niñas dejen de ser infibuladas en África o apedreadas en Irán.
Quizás, gracias a ellas, las mujeres explotadas, violentadas y violadas en todo el mundo, tengan el derecho de ser creídas cuando se atreven a denunciar las crueldades...antes de que las maten, las quemen, las asfixien, sin que importe que edad tengan para morir.
Quizás, gracias a ellas, muchas mujeres puedan alimentar a sus hijos, saberse dignas de estudiar, de trabajar o, simplemente de elegir cuando usar el burka si así les parece o dejar de usarlo cuando también les parezca.
Podría seguir con los "quizas" infinitamente, tantos son los derechos que millones de mujeres podrían reclamar a gritos. Y pienso que quizás por nuestra parte podríamos unirnos al coro y gritar fuerte, tan fuerte que no haya ni un oído que no nos oiga.
Hoy yo quiero honrarlas, Hermanas, y elevo un ruego para que el próximo premio sea vuestra victoria sobre la maldad, la violencia y la indiferencia.
No quiero olvidarme de agradecer a la Comisión que decide la designación de los Nobel,  porque si como creo se trata de una comisión compuesta por  hombres, les doy las gracias por devolverme la esperanza de que el mundo mejore.

Chicas, amigas, hijas y nieta, reflexionemos sobre el hecho de ser mujer, felíces de serlo.




 

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