martes, 22 de febrero de 2011

La mirada del otro (¿los otros?)


¿ Desde cuándo debemos redimensionar la mirada que tenemos de nosotros mismos?

¿Dónde comienza la diferencia de opiniónes?

¿Desde cuándo sientes que una oja afilada, como la hoja de un almanaque, corta tu posibilidad de volar, de soñar, poniéndo un límite al alcance de cualquier deseo (que quizás ni merezca llamarse sueño) por travieso o poco razonable que sea?

Respondo: quizás desde el momento en que comíenzas a sentir que la mirada del otro, va más allá de tu propia visión (¡disminuida, carajo!) y esa mirada, piensas, es la que ve un límite.
Entonces, aquello de total lo harás lo mismo, ya no funciona.

Hay que asumirlo, por sobre todo, no ser causa de preocupación, de inquietud.

¿Te acordás? ¡No corran detrás de la pelota, no vayan a la calle...vuelvan temprano...vayan despacio (con la bici y más tarde, con el auto) pónganse el sweter que hace frío etc.etc.

Han cambiado los roles, tan de golpe, que ni tuviste tiempo de acostumbrarte. Y, ojo, tal vez nunca te acostumbres! Habrá que ir pensándolo.

Límite= barrera, obstáculo, puertas que se cierran, caminos que se acortan o se cortan. Da lo mismo.

¿Fue ayer o hace años cuándo escribías "los sueños no tienen límites, por locos que parezcan"?

Sueños - límites, dos conceptos tan atagónicos, que no pueden convivir.
Con - vivir. Jajaja! Vivir con. Lo antagónico se reduce a vivir sin. ¿Sin qué?
Bah, tienes tantas cosas que puedes hacer! 'Ta bien, es que te siguen gustando aquellas que se supone, ya no debes hacer!
Por favor! Cuántas veces vas a tal lado? Y a tal otro? y cuántos kms. (¡camino!) harás en un año o en dos..como mucho?
¿A mí, me hablan?? Así me hablan?? Por Dios!

Qué les contesto? Que me hacen pedazos con tanto amor? Quizás sería injusto, pero los pedazos los junto yo. Reinvento mi vida cada día. Como puedo. Sobre las ausencias, sobre los vacíos, sobre los jamás.

Entonces ¿de qué hablamos? Quizás, del tiempo...cierto, él que se fue. Aunque esa foto es de "ayer".

Me voy a dormir, caro Diario, así con mayúscula, porque todavía no te atreves a ponerme límites y me dejas decir, porca miseria, no te aflijas, falta menos.


jueves, 10 de febrero de 2011

10 Febrero 2011



El vacío ocupa mucho espacio.

El vacío no es difícil de llenar, es reacio a dejarse desplazar.
El vacío se toca, te toca y te envuelve.
La única defensa contra esa invasión es recordar.

El recuerdo recupera los espacios. Las palabras dichas, recuperan presencia, reflotan momentos, música, olores y texturas.

Hay que animarse a tocar; un frasco de perfume, una lapicera, un libro, una bufanda. Mirar una foto y sentir que vuelve el instante, aquel aire, aquella frase, (coma más, coma menos) : el exacto significado ha dejado de tener vigencia, queda la voz, aquella voz que volvés a escuchar, aquí, en el silencio de las 11 de la noche, como un murmullo que desplaza el vacío.


A ver, caro Diario, que decía en otro entonces:


Voz lejana

llegas desde la nada
suave, blanda
como terciopelo

no escucho las palabras
sólo siento
la lánguida suavidad
que envuelve
un sonido profundo
lento, lento.



martes, 1 de febrero de 2011

Acallar el tumulto

Se fue tu hermano. Hace solo cuatro días. Hace sólo dos años se te fue un hijo.
Al principio es como caminar por una ciudad donde de repente se te abre un hueco, tan grande que no ves los bordes. Solamente te sentís en medio de un gran vacío que grita sin que el eco responda.
El llanto llega sin llamarlo en ancas de repentinos recuerdos y, como un recuerdo trae otros, descubrís que el llanto se diluye en sonrisa.
Poco a poco el tumulto se aplaca, el silencio repara y permite escuchar. Ahí te das cuenta de que te volvés, sin dar la espalda, sólo dejás que otras voces te hablen, te ayuden a salir del vacío.
Nada se ha hundido, la ciudad está ahí para recibirte, para contenerte, para que no caigas en el gran agujero de una esteril desesperación.
Pensás en mil cosas, en la Luz que decimos o creemos, estará envolviendo a tu hermano y a tu hijo. Él tan amado, quizás, lo haya recibido. Y te convences de que sólo el bien, solo lo bueno, lo estaba esperando.
Esto tenés que pensar, para poder aceptar.
No digo "resignarte", no, la palabra resignación no entró nunca en mi vida. Resignarse, implica un rencor hacia algo que no puedes cambiar. Aceptar es inclinarse con respeto hacia lo que la vida nos manda.
Acepto, entonces ya que no hay respuestas que develen el misterio. Y rezo cuando puedo. ...quizás no cuando debo. No me pidas demasiado: las reglas las podemos dejar para cuando la cosa sea entre Tu y yo.
Como implica el misterio, cuándo Tu lo decidas.