martes, 2 de marzo de 2010

Un día de trabajo

Caro Diario,

hoy comencé con un contrato y aquí estoy en las que llamo, horas pequeñas, y me encuentro bien.

Estaba extrañando la excitación que me agarra cuando me pongo un término. En esas oportunidades, no siento el tiempo que pasa, no sé cuando es hora de comer y dormir me parece una pérdida de tiempo. Así estoy cuando escribo.

Terminaron las vacaciones y en mi taller retomamos las "clases" de los martes. La cita es a las nueve y como siempre, antes de entrar en tema, el reencuentro se diluye en un resumen de veraneos, historias de familia y se rearma el grupo alrededor de la que la está pasando peor.

Eso es lo más. Después viene la literatura, el análisis y el deleite de la palabra.

Terminamos el año, con un libro profundo, El infinito en la palma de la mano, de la guatemalteca Gioconda Belli (algún nonno italico anduvo por ahí). Una obra hermosa, que orada nuestra esencia humana, desde las vísceras de Eva y el semen de Adán, para explicarnos con infinita poesía, nuestros miedos, nuestros instintos y también, nuestra inocencia.

Entonces decidimos recomenzar con Afrodita , de Isabel Allende, para entrar, en estos tiempos complicados, a recorrer la parte lúdica de la vida. Viajaremos por todos los sabores y los sentidos del mundo, en un recorrido donde se fundirán Sheerazade, Neruda e Isabel con los goces de una salsa. Tendremos tareas. ¡Sí! Ponernos a prueba con ingredientes y manipulaciones pícaras en las que dos de los pecados capitales, la gula y la lujuria, serán nuestros mentores.

Es un programa tentador. Creo que me voy a divertir y seguramente revelaré para las iniciadas, alguna receta motivante!

Acá, en cambio, entre mi compu y yo, estamos traduciendo Hablarte de viajes. Mañana tengo la primera corrección con la teacher y quise adelantar un poco más, antes de imprimir lo que hice en..vacaciones. De ahí la vuelta al trasnoche.

Sabés, no es tan fácil. Es como escribir otro libro y me falta mi traductor. Justamente es el primero, que tengo que hacer sola. Y escucharlo a él hablar en italiano. Escucharme, volver a construir frases sin quitarles el sentido que tuvieron en el primer intento.

Y es cuando...


La noche, solitaria y muda,

susurra el eco de la voz amada.


Todo calla.


Hasta que, inesperados,

diamantes de rocío

iluminen el alba.


Hasta mañana.


3 comentarios:

  1. guauu mami.. bueno el proyecto..
    infinita la emoción del final de tu post
    gracias!

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  2. la del comment anterior era yo!
    lel

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  3. Sí! lo había entendido!
    Es q esto puede ser un desastre, pero no un siniestro jajaja

    Gracias por venir hasta acá!
    Besos besos Ma

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