Caro Diario,
es difícil despegarse de la idea "viaje" cuando hay tantos alrededor.
Y las citas literarias, viejas compañeras, vienen a reforzar la sensación. En un hermoso cuento de Ray Bradbury, Las doradas manzanas del sol, el capitan de la nave espacial contesta a sus tripulantes que quieren saber adónde irán: "Cuando uno viaja hacia el sol, y todo se hace amarilo y ardiente y perezoso, entonces uno va en una única dirección."
Eso és. Les deseo a mis viajeros que encuentren ese sol que parece estar un poco esquivo allá en la vieja Europa, pero cada uno sabe que lo llevará consigo. O que, al menos, encontrará la olla de oro, al fondo del arco iris. Siempre andando, en busca de la sorpresa, de lo que habrá detrás de la proxima curva o más allá de aquella colina.
Yo los seguiré, hacia el Norte, con la mente y el corazón que ya los están extrañando.
Te parece mal que lo diga?
No, vale decir lo que nos pasa.
Bueno, gracias.
Entonces vayamos por un lindo verso, que por demasiado lindo, no es mio, sino del Bradbury aquel que inventaba cosas raras y hermosas.
A veces el sol es un árbol en llamas
su fruto dorado brilla en el aire tenue, en sus manzanas habitan la gravedad y
el hombre,
el álito de su culto crece y se extiende
cuando el hombre ve el sol como un árbol en llamas.
Y aquí me callo y me voy a buscar un arco iris para regalarle a mis viajeros.
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