viernes, 23 de julio de 2010

Regresar







Acá estoy de vuelta, caro Diario. Tardé unos días en reaparecer, sabés, los regresos son complicados. Quisieras hacer todo de una vez, clasificar y guardar papeles, notas y alguna que otra boleta como testigo. Ni que hablar de las fotos: cientos para seleccionar, guardar en archivo y bajar al CD para la impresión. Demasiado. Cuando todavía tenés en la piel el sol, los más de 30º y aterrizás con 5º y lluvia llegás a odiar las bufandas obligatorias para defender los bronquios!
Lo mejor es evadirse, dejar fluctuar la mente en esa zona donde se te confunden los lagos y disfrutar lo bueno que es sentir a todos cerca. De ese modo extrañar menos al único que quedó lejos: es su elección y está bien así. Llego a esta conclusión después de muchas horas de ahondar el alma de cada uno.

He visto lagos, he buscado las piedras para Martín, en la orilla, mientras los cisnes se acercaban curiosos; he sentido la Montagna tan cerca, en una absoluta nitidez, como raramente me había sucedido. Ni una nube.
Descubrí que en Suiza hay trigales rubios y perfectos y que pueden hacer 35 grados hasta que, el crepúsculo, todo lo aquieta, también la calura.

He manejado kilometros teniendo el mar a la derecha e infinitas paredes de santa Rita a la izquierda. He descubierto en el Apenino Lígure, un remanso entre castaños, tilos e infinidad de flores. Un parque inmenso, una vieja casona patricia, donde para subir a la cama hace falta un banquito, habitaciones como las de las abuelas de antes, y un plasma digitalizado en el living.
Paredes cubiertas de fotos de antepasados ilustres y bibliotecas donde el amarillo de los libros habla de décadas de cultura. Los más nuevos, se encuentran desparramados sobre las mesitas de la sala.
Todo cuidado por el matrimonio de Andrea y Claudia, abuelos de Beatrice, que fueron compañeros de infancia de Pucci. Y son jóvenes, entusiasta (ella), noblemente educado el marqués Crosa di Vergagni, un poco menos cálido aunque confiese que no hay fruta que se parezca a una pera argentina.
Es el hecho de haber nacido aquí y seguir hablando castellano entre sí, después de más de treinta años de haber elegido Italia para vivir.
Despuès de haber recreado un estilo de vida que prioriza los bosques a las avenidas, en un lugar donde se conoce y respeta el número de lobos que habitan la zona, donde a la tarde las campanas del pueblo, suenan el Ave María y donde la pizzería de la plaza se llama Van Gogh y tiene en la sala central una enorme reproducción del "Puente de Arles"
Podria seguir contándote más, pero tengo sueño. Mañana o pasado, seguimos.



6 comentarios:

  1. nonnis que linda forma de palpar tu viaje, con tus impresiones, tu mirada... esas cosas que disfrutas son las que hacen que la vuelta valga la pena, porque dejan la puerta abierta para regresar y reencontrarte con todo eso, desde otro lugar. siempre es desde otro lugar.
    te quiero! espero más posteos de viaje :)

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  2. Siempre, siempre un inmenso placer leer los relatos de sus viajes.
    Y poder recorrer -aún sin haber dejado este escritorio- lugares tan maravillosos.
    Gracias por este nuevo viaje.
    Gracias por compartirlo.

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  3. GRACIAS GRACIAS Y GRACIAS A LAS DOS, POR VIAJAR CONMIGO. lO QUE MÁS ME ALEGRA ES SABER QUE ESTÁN LOS QUE ENTIENDEN EL MENSAJE PORQUE ESCRIBIR Y DESCRIBIR, EQUIVALEN A REVIVIR Y COMPARTIR.
    ESA ES LA META, LO MÁS IMPORTANTE: COMPARTIR!!
    MIL BESOS.
    Rosanna...la nonnis

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  4. es un relato del viaje tan lindo! es la misma sensaciòn que me quedaba despuès de cada llamada, de cada mail! un viaje de "aventuras" pero con el alma en paz.
    :) Su`

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  5. Yo sabía que con la "anónima" nos ibamos a encontrar acá en el rincón de las emociones. Besossssss.
    Io

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  6. AHH! QUE LINDO MAMI!! UNO VIAJA CON VOS.. Y SE SIENTE EL CALORCITO EL VERANO Y EL FRESQUITO DE LOS BOSQUES.. QUE PLACER!! SE SIENTE CALMA EN ESTE VIAJE.. MUY BUENO!
    QUEREMOS MAS!!!!!!
    BESOS IDOLA MIA!

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