Fuimos con Susi a escuchar el jazz de los jueves, con mucha suerte ya que compartimos el decimo aniversario del Olivos Jazz Club. Una fiesta.
No es en una "cave" ni en un reducto humoso y en penumbra. No, es un bolichón en una esquina de San Isidro, con las mesas apretadas, un mozo solícito que sin embargo no puede acelerar el servicio y un público eterogéneo entre el cual no faltan los jóvenes, cosa singular si pensamos que los músicos de este simpático Club, tienen edad como para haber hecho la conscripción conmigo, salvando la distancia geográfica, naturalmente.
Me encanta el entusiasmo que estos veteranos imprimen al ritmo y el talento con que ejecutan los instrumentos que (no todos) cambian de mano al intercambiarse los músicos. Pura alegría y amor a lo que hacen. Voy a tratar de entusiasmar a las nuevas generaciones, recomendando al pianista, un musicazo de 18 años.
Recuerdo muy bien mi primer ecuentro con el jazz. ¡Amor a primera oída!
En mi adolescencia, la guerra no dejaba lugar a que entraran otras músicas que no fueran las nacionales.
Había jazz italiano, un famoso "Quartetto Cetra" y unas "sorelle Lescano" que fueron famosos en su tierra y me enseñaron los primeros tatata sincopados que, vaya, horrorizaban a mi abuelo que algo de jazz había apreciado girando por el mundo.
Fue a mediados de 1944, en plena carestía de todo menos que de bombas, cuando mi amiga Nuccia me susurró al oído, venite esta noche - te quedás a dormir - viene un amigo de mi hermana con discos de jazz.
Tuve que convencer a mamá...si toca la alarma...Refugios antiaereos había en todas partes y...mamá, quedate tranquila, no va a pasar nada. Logré el permiso y ahora, sólo ahora, pienso que podía "pasar" en cualquier parte. Quizás, mamá, haya pensado lo mismo.
La ciudad a oscuras, caminé las diez cuadras hasta la casa de mi amiga, antes del toque de queda.
El amigo había traído unos discos, de pasta, naturalmente. Por suerte, el tocadiscos era bastante moderno.
En silencio, como conspirados en una sociedad secreta, escuchamos los primeros acordes de un piano. "Duke Ellington" dijo sussurrando el disc-jockey (aunque todavía no se conocía el término).
La música de Gershwin, me arrobaba, el saxo de John Coltrane, algo nunca escuchado. ¡Y ese piano!
No notábamos las imperfecciónes de la grabación. (Tampoco conocíamos algo mejor!) La música se colaba en el espíritu.
Quando comenzó a girar la voz de Luis Armstrong, sentí un escalofrío. Esta voz, sólo puede ser la de un negro, acotó el mago de la noche. ¿Negro? Sí, el Duke del piano, también. Mi ignorancia era total.
El señor de la música, un hombre que pasaba los treinta, sabía mucho de jazz. Comenzó a relatar la historia, desde los blues spirituals con los que se consolaban los esclavos, hasta los grandes intérpretes que a fines de los años treinta, eran famosos en todo el mundo. Sí, menos en el mío!
Me enamoré con la pasión de los neófitos, aunque debo decir que durante muchos años, no volví a paladear jazz con la misma entrega. Hasta el fin de la guerra, cada tanto, nos reuníamos los inciados, en el mismo lugar...a la misma hora, para escuchar esa música prohibida.
Cuando la guerra terminó, nos invadieron con el boogie-boogie que había perdido todo encanto jazzistico abriendo paso a lo que llegaría a ser el rock, algunas décadas después. Era lo que gustaba a las masas de jóvenes que no querían pensar en nada.
Pienso que el jazz, el verdadero, siguió siendo una música de elíte, aunque quizás, por otras razones.
No por nada, nuestro Cortázar, definió a Sachmo-Armstrong, ¡enormísimo cronopio!
El resto quedaba para los "fanas" y, sin modestia, siempre me incluí entre los "cronópios".
Esta es la historia de mi amor por el jazz que, por otro lado, fue aumentando con los años y a través de un particular acercamiento.
Me gustaría subir un youtube pero no sé cómo hacerlo: Pueden buscarlo: Duke Ellington: "Sentimental mood"
Es bellísimo. Lo van a disfrutar, mientras, yo iré aprendiendo.
Para escuchar a los muchachos del Olivos jazz Club, todos los jueves a las 21...llamenme que les consigo la dirección! Y ¿qué pretenden? Esto no es ¡almasinger!
Felíz domingo
sábado, 25 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
AHÍ ESTAREMOS, SI TODO ESTÁ BIEN , Y NO TIENE PORQUE NO ESTARLO, EL JUEVES PROXIMO!!!!
ResponderEliminarBESOS MA, Y ME VOY A VER EN EL YOUTUBE A DUKE ELLINGTON
Lindísimo post!!! Y muy buena info: me interesa saber la dirección exacta y sorprender a mi esposo (amante del jazz) una noche de jueves!!!
ResponderEliminarRosanna: no encuentro un mail donde escribirle!!!
Le dejo el mío: vintage-aurora@hotmail.com
Cariños!
Gracias chicas, les mando por e mail los datos del "reducto". Me encanta que les haya gustado mi evocación casi...histórica (Guau!) y que las motive para ir a escuchar a "los muchachos".
ResponderEliminarTal vez lleguemos a coincidir en un mismo jueves!
Un beso
ese reducto fue...todo un descubrimiento! no?
ResponderEliminarLINDISIMO el comentario!
su
DE VERAS FUE UN DESCUBRIMIENTO! GRACIAS SU!!!!
ResponderEliminarjajajaajajj nonna, yo te enseño a subir videos! si vos sos la más grosa del planetaaaaa, en dos toques lo captas y descollarás el mundo blogger, como venis haciendo con posts tan lindos :)
ResponderEliminarte quierooooooooooooooo
Graciaaaaas mi única nieta!
ResponderEliminarespero con ansia tu enseñanza, seguro que voy a prender aunque emularte, ay,eso me queda lejos!
Besosssss
te rererererequiero,
Nonnis